HECHOS

10.04.2023

El libro de los Hechos registran a los apóstoles siendo testigos de Cristo en Jerusalén, Judea, Samaria y el mundo circundante. Consta de 28 capítulos y 1007 versículos. Fue escrito por el Apóstol Lucas entre los años 30 y 60 d.C.El libro arroja más luz sobre el don del Espíritu Santo, que capacita, guía, enseña y sirve como nuestro Consolador. Al leer el libro de los Hechos, nos sentimos iluminados y animados por los numerosos milagros que realizaban en aquella época los discípulos Pedro, Juan y Pablo. El libro de los Hechos subraya la importancia de la obediencia a la Palabra de Dios y la transformación que se produce como resultado de conocer a Cristo. También hay muchas referencias a los que rechazaron la verdad que los discípulos predicaron sobre el Señor Jesucristo. El poder, la codicia y muchos otros vicios del diablo se evidencian en el libro de los Hechos.Hechos 1:8, "pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria y hasta el fin del mundo."

Aunque muchos siervos fieles fueron utilizados, el más conocido fue Saulo de Tarso, que luego de un encuentro con Jesús camino a Damasco, fue convertido y llamado, a partir de ahí, como Pablo. Antes de su conversión, Pablo se complacía en perseguir y matar a los cristianos. Después de su conversión, se fue al extremo opuesto de amar a Dios y predicar su Palabra con poder, fervor y el Espíritu del Dios vivo y verdadero. Los discípulos recibieron el poder del Espíritu Santo y fueron los portavoces presenciales de "las Buenas Nuevas".El libro de los Hechos sirve de transición entre la Antigua Alianza de la Ley y la Nueva Alianza de la gracia y la fe. En esta transición se observa varios eventos importantes en Hechos. En primer lugar, se ve un cambio en el ministerio del Espíritu Santo, ya que en el Antiguo Testamento la función principal era la unción externa del pueblo de Dios, entre ellos Moisés (Números 11:17), Otoniel (Jueces 3:8-10), Gedeón (Jueces 6:34) y Saúl (1 Samuel 10:6-10). Después de la resurrección de Jesús, el Espíritu vino a morar en los corazones de los creyentes (Romanos 8:9-11, 1 Corintios 3:16), guiándolos y dándoles poder desde dentro.