EZEQUIEL
Capítulos 48–versículos 1273–Autor: Ezequiel–Escrito 590-570 a.C. Ezequiel ministraba a la generación de su tiempo, una generación extremadamente pecadora y completamente sin esperanza. A través de su ministerio profético, trató de llevarlos al arrepentimiento inmediato y a la confianza en el futuro lejano.
Él lo enseñó:
- Dios trabaja a través de mensajeros humanos;
- Incluso en la derrota y la desesperación, el pueblo de Dios necesita afirmar la soberanía de Dios;
- La Palabra de Dios nunca falla;
- Dios está presente y puede ser adorado en cualquier lugar;
- La gente debe obedecer a Dios si quiere recibir bendiciones y
- el Reino de Dios vendrá.
Ezequiel 2:3-6, "Me
dijo: 'Hijo de hombre, te envío a los hijos
de Israel, a las
naciones rebeldes que se han rebelado contra mí; ellos y sus padres se han rebelado
contra mí, hasta el día de hoy. Los niños son de semblante duro y de corazón rígido;
te enviaré a ellos y les dirás:
Así dice el Señor Dios.
Y ellos, ya sea que escuchen o que se abstengan, porque son una casa rebelde, sabrán que un profeta ha estado entre ellos. No les temas, oh hijo de hombre, ni te asustes
de sus palabras, aunque haya hacia ti zarzas y espinas, y habites
con escorpiones; no te asustes
de sus palabras, ni te asustes
de sus rostros, porque son
una casa rebelde."
¿Cómo se puede hacer frente a un mundo caprichoso? Ezequiel, destinado a comenzar el ministerio de su vida como sacerdote a la edad de treinta años, fue sacado de su patria y enviado a Babilonia a la edad de 25. Durante cinco años vivió en la desesperación. A los treinta años, tuvo una majestuosa visión de la gloria del Señor que cautivó su ser en Babilonia. El sacerdote/profeta descubrió que Dios no estaba limitado por las estrechas restricciones de la tierra natal de Ezequiel. En cambio, es un Dios universal que manda y controla a los pueblos y las naciones. En Babilonia, Dios concedió a Ezequiel su palabra al pueblo. La experiencia de su llamada transformó a Ezequiel. Se convirtió en un ávido devoto de la Palabra de Dios. Se dio cuenta de que él personalmente no tenía nada para ayudar a los cautivos en su amarga situación, pero estaba convencido de que la Palabra de Dios hablaba de su condición y podía darles la victoria. Ezequiel utilizó varios métodos para transmitir la Palabra de Dios a su pueblo. Utilizó el arte dibujando una imagen de Jerusalén, acciones simbólicas y una conducta inusual para conseguir su atención. Se cortó el pelo y la barba para demostrar lo que Dios haría con Jerusalén y sus habitantes.
El libro de Ezequiel puede dividirse en cuatro secciones:
- Capítulos 1-24: profecías sobre la ruina de Jerusalén
- Capítulos 25-32: profecías del juicio de Dios sobre las naciones circundantes
- Capítulo 33: una última llamada al arrepentimiento de Israel
- Capítulos 34-48: profecías sobre la futura restauración de Israel
Ezequiel 34 es el capítulo en el que Dios
denuncia a los líderes de Israel como falsos pastores por su pobre cuidado de Su pueblo. En lugar de cuidar de las ovejas de Israel, se cuidaron a sí mismos.
Comían bien, estaban
bien vestidos y bien atendidos por el mismo
pueblo que había
sido puesto bajo su autoridad (Ezequiel 34:1-3). En cambio, Jesús es el Buen Pastor que da su vida por las ovejas
y las protege de los lobos que quieren destruir
el rebaño (Juan 10:11-12). El versículo 4 del capítulo
34 describe a las personas
a las que los pastores no
pudieron atender como débiles, enfermas, heridas y perdidas. Jesús es el Gran
Médico que cura nuestras heridas espirituales (Isaías 53:5) mediante su muerte en la cruz.