1 SAMUEL
El primer capítulo de Samuel consta de 31 capítulos y 811 versículos. De autor desconocido recoge la historia de Israel en la tierra de Canaán, en su transición del gobierno de los jueces a una nación unificada bajo reyes. Samuel surge como el último juez y unge a los dos primeros reyes, Saúl y David.
"Pero esta palabra no agradó a Samuel, cuando dijeron: Danos un rey que nos gobierne. Entonces Samuel oró al Señor. Y Jehová dijo a Samuel:
Escucha la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han rechazado
a ti, sino a mí, para que no reine sobre
ellos" (1 Samuel
8:6-7). "Y Samuel dijo
a Saúl: Has hecho una insensatez al no cumplir
el mandamiento que el SEÑOR tu Dios te había ordenado; porque ahora el
SEÑOR habría establecido tu reino sobre Israel para siempre.
Ahora tu reino no
será más. Yahveh se ha buscado un hombre a su antojo y le ha ordenado ser príncipe de su pueblo, porque
no habéis cumplido lo que Yahveh os ha mandado" (1 Samuel 13,13-14).El libro de 1 Samuel puede dividirse claramente en dos secciones: la vida de Samuel
(capítulos 1-12) y la vida de Saúl (capítulos 13-31).
El libro comienza
con el milagroso nacimiento de Samuel en respuesta a la
ferviente oración de su madre.
De niño, Samuel vivió y sirvió en el templo. Dios lo eligió como profeta (3:19-21), y la primera
profecía del niño fue una de juicio sobre los sacerdotes corruptos.
Los israelitas van a la guerra contra sus eternos
enemigos, los filisteos. Los filisteos capturan el arca de la alianza
y están en posesión temporal
de ella, pero cuando el Señor envía el juicio, los filisteos devuelven el arca. Samuel llama a Israel al arrepentimiento
(7:3-6) y luego a la victoria sobre los filisteos.
El pueblo de Israel, queriendo ser como las demás naciones, desea tener un rey. Samuel está insatisfecho con sus demandas, pero el Señor le dice que no es
el liderazgo de Samuel lo que rechazan, sino el suyo. Tras advertir al pueblo
de lo que supondría tener un rey, Samuel unge a un benjamita llamado Saúl, que es coronado en Mispá (10:17-25). Saúl experimenta un éxito inicial, derrotando a los
amonitas en la batalla (capítulo 11). Pero
luego comete una serie de errores:
ofrece presuntuosamente un
sacrificio (capítulo 13), hace un voto insensato en detrimento de su hijo Jonatán (capítulo
14) y desobedece una orden directa
del Señor (capítulo 15). Como resultado de la rebelión de Saúl, Dios elige a otro para ocupar su lugar. Mientras
tanto, Dios retira su bendición a Saúl y un espíritu maligno
comienza a atormentarlo hasta la locura
(16:14).
Samuel viaja a Belén para ungir al joven David como
próximo rey (capítulo 16). Más tarde,
David tiene su famoso enfrentamiento con Goliat el filisteo y se convierte en un héroe nacional
(capítulo 17). David sirve en la corte de Saúl, se casa con la hija de éste y se hace amigo del hijo de Saúl. El propio Saúl se
pone celoso del éxito y la popularidad de David e intenta matarlo. David escapa
y así comienza un extraordinario período de aventuras, intrigas y romance. Con
ayuda sobrenatural, David escapa por
poco, pero constantemente, del sanguinario Saúl (capítulos 19-26). A
pesar de todo, David mantiene su integridad y su amistad
con Jonatán. Casi al final del libro, Samuel muere y Saúl es un hombre perdido. En la víspera de una batalla con Filistea, Saúl busca respuestas.
Habiendo rechazado a Dios, no recibe
ninguna ayuda del cielo y acaba buscando
el consejo de una
médium. Durante la sesión, el espíritu de Samuel se levanta de entre los
muertos para dar una última profecía: Saúl moriría en la batalla al día siguiente.
La profecía se cumple; los tres hijos de Saúl, incluido Jonatán, caen en el campo de batalla y Saúl se suicida.